No tiene voz y, sin embargo, sus palabras: te sugieren, te impactan, te sugestionan, te transportan a lugares insospechados… Te seduce sin necesidad de afeites.
Se conforma con poco: apenas un pequeño espacio en cualquier rincón de tu casa.
Otros vendrán intentando desplazarlo. Pero él sabe muy bien que ninguno ocupará su lugar; pues sólo a él puedes cogerlo entre tus manos, acariciar su lomo o apretarlo contra tu pecho en señal de agradecimiento.
Muchas veces olvidas que sigue allí, paciente, esperando tu regreso; porque sabe que volverás a beber de sus aguas –a veces turbulentas— buscando un apacible remanso.
(Para Él mi pequeño homenaje)
Palmeira lugar de encuentro 
Creo que te estás refiriendo al libro. ¿ A quién si no ? La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta. A veces el recuerdo que deja un libro es más importante que el libro en sí. Pero también tienen su orgullo. Cuando se prestan, no vuelven nunca.
En Egipto, a las bibliotecas se las denominaba <>porque curaba la ignorancia, la más peligrosa de todas las enfermedades.
Bueno, prima, continúa escribiendo que me deleitas con tu sapiencia.
Besiños palmeiráns
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Tú sí que vales…, que diría el presentador de un programa televisivo, si mal no recuerdo.
Si yo fuese tú, no dudaría en presentarme a «Saber y ganar». Seguro que desbancarías a Jose. Tu capacidad de aprehensión es envidiable y eso que -según afirmas- te falla la memoria. Pues si la memoria te patina, lo tuyo es puro razonamiento.
Desconocía la anécdota sobre las bibliotecas egipcias: contigo siempre se aprende algo nuevo.
gracias por tus estupendos comentarios.
Biquiños
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Siempre me he preguntado por qué es tan difícil recuperar un libro prestado. De hecho, cada vez que dejo uno, me despido de él para siempre. Ahora he comprendido la razón…
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Es cierto: Lo llevan «fatal» los libros, cuando se los dejas a alguien: Se sienten tan ofendidos…que luego nunca más vuelven a casa.
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