Quisiera que mi historia alertase a las personas demasiado confiadas -más bien despistadas en grado superlativo, diría yo- para que no les ocurra lo mismo que a mí.
Se acercaba mi cumpleaños y mis hijos me pidieron que fuese pensando en algún regalo que me hiciese ilusión y no se tratase precisamente de una aspiradora, un juego de sartenes o un carrito de la compra, que suele ser lo que pido en ocasiones como ésta. “Se acabaron esos regalos…Tendrás que pensar en algo que desees lucir para realzar aún más tu palmito”. (Quiero dejar claro que lo de “realzar el palmito” no me lo estoy inventando sino que fueron palabras textuales). Entonces pensé en unos pantalones hechos a mí medida ya que la inmensa mayoría de los que tengo son heredados.