Generosidad

Un domingo del mes de septiembre. A la puerta de la iglesia algunas señoras detrás de una mesa recogían dinero para la campaña contra el cáncer. Con mi despiste habitual, entendí que  aquel dinero iba destinado a Cáritas.

Saqué la cartera del bolso y deposité mi donativo en la bandeja, dejando muy claro que si no era más espléndida en mi aportación se debía a que tenía una asignación mensual por banco dedicada a esa institución.

Las señoras que recogían los donativos me preguntaron cuánto quería que me devolviesen. “Nada”-por supuesto, les respondí-. Me volvieron a hacer la pregunta y, al no exigir cambio, me colocaron varias pegatinas en el traje. Una amiga mía que también presidía la mesa se aventuró a decir que yo siempre me mostraba así de generosa. Confieso que llegué a sentirme incómoda con tanta alabanza y  hasta osé pensar en lo poco espléndida que debía de mostrarse la gente de mi pueblo, cuando por un óbolo de 10€ me dedicaban tantos elogios.

Acabada la misa me metí en la tienda a comprar algo para el postre. Mi extrañeza fue grande al comprobar que sólo tenía 10€ en la cartera, cuando había salido de casa con 60€. Entonces comprendí los elogios y las pegatinas de las señoras de la mesa petitoria.

Lo que más me fastidiaba no era haber dejado los 50€ sino que la gente se creyese que iba  dándomelas de acaudalada.

Pero no quedó ahí la cosa… El domingo siguiente me fui con mis nietos a comer en un pueblo cercano. Como el restaurante estaba hasta la bandera nos sentamos en una terraza haciendo tiempo hasta que dejasen una mesa vacía. La cuenta de la consumición ascendía a poco más de 12€. Dejé el importe en el plato y, al levantarnos para marchar, me dice mi nieto: «Abuela…, espera por el cambio» “No hay cambio. He dejado lo justo» «¿Más de 40€ de propina…?».

Dicen que a la tercera (que no me atrevo ni a contar), va la vencida… A ver si es cierto.

8 comentarios en “Generosidad

  1. Jajaja, muy propio de ti, voy a empezar a usar la expresión «hacer una abuelada» o algo así. De todas formas abuela, otra cosa no sé, pero generosidad no te falta.

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  2. Yo te insistía porque, a parte de conocer que en esos casos eres de las que prefieres pecar por exceso, que por defecto, también conozco tus despistes, y lo que allí depositabas me temía que podía ser uno de ellos. Bueno, aparte de la buena acción acompañada del lapsus, a cuenta de ello, he disfrutado de una magnífica entrada que me ha hecho revivir ese día.
    Besiños palmeiráns. Te recuerdo muchísimo.

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  3. Menos mal que estabas allí para dar fe de lo que cuento. Al menos de la primera parte. Lo demás también sucedió tal como lo escribo.
    El caso es que, como cada noche, he venido a ver el mapa del tiempo y me lo han vuelto a cambiar en cuestión de unas horas: las lluvias anunciadas se han evaporado. Es un alivio que los 30º pronosticados para la próxima semana se hayan reducido a 20º. Ya sé que lo tuyo es el calor aunque sea fuera de época; pero está visto que nunca llueve a gusto de todos.
    Espero que mañana lo paséis en grande en las fiestas de San Froilán.
    Un abrazo grandísimo.

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  4. Llevo una hora intentando subir la respuesta al comentario de Magdalena y cuando logro meterlo, se lo endoso a Luna. Lo mío es de nacimiento…
    Menos mal que los 50€ eran para Cáritas (o eso creía): más chungo resultó el caso de los pantalones de 145€ por doble partida.
    Lo que no comprendo es como, a pesar de todos los despropósitos que me ocurren, sigo al pie del cañón… Está visto que Dios ayuda a los tontos.
    Otro grandísimo abrazo. (Espero que esta vez no se despiste).

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