Mi recuerdo es hoy para el poeta José Hierro, nacido en Madrid el 3 de abril de 1922 y muerto en 2002. Durante mucho tiempo apenas tuve conocimiento de la obra de este gran poeta. Me sonaba su nombre, poco más. Fue en el año 1997 cuando comencé a interesarme por su poesía, a raíz de un ciclo de conferencias al que asistí, titulado Poesía y Música, en la Fundación Juan March. Cada uno de los poetas participantes leyó y comentó algunos de sus poemas. Después de este encuentro comencé a interesarme por la vida y obra del poeta.
Cronológicamente, José Hierro pertenece a una generación difícil de situar dentro de la poesía española de la posguerra en la que conviven distintas tendencias poéticas. En pocas palabras: José Hierro es un autor nada fácil de etiquetar. Algunos autores tratan de relacionarlo con los poetas de la llamada generación del 50. Otros lo consideran un poeta puente entre la citada generación y las siguientes y hasta vínculo entre los poetas del 27, 36 y 50. En realidad, José Hierro tiene de todo un poco: es un poeta intimista, testimonial, social, existencial, según el momento, sin faltar quien lo excluya de la poesía social. Quizá “Alegría” sea la más existencial de sus poesías, pero su existencialismo es bello y carente de cargas ideológicas explícitas. También existen críticos que tachan su poesía de reiterativa y sin interés. Para gustos, colores. En mí despierta sentimientos. También me llega muy adentro la humildad de este poeta.
No podría afirmar que José Hierro fuese un gran rapsoda: más que recitar, dice. Pero su manera de decir, de tan natural, no le resta belleza a la poesía por él escrita.
Y como mi objetivo es sólo recordar en su aniversario al poeta que un día me hizo vibrar con su poesía -y continúa haciéndolo- aquí os dejo el poema “Respuesta” que memoricé hace años y hasta tuve la osadía de recitar en un centro de mayores. Por si alguno de vosotros se anima a recitarlo en homenaje a su autor.
RESPUESTA
Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras.
Sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
Que tú me entendieras a mí sin palabras
como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.
Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte,
Hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú no comprendes.
Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible,
la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes.
Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve.
Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma,
yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese.
Criatura también de alegría quisiera que fueras,
criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte.
Si ahora yo te dijera que había que andar por ciudades perdidas
y llorar en sus calles oscuras sintiéndose débil,
y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros,
y sentirte hecho de aire y de nube y de hierba muy verde…
Si ahora yo te dijera
que es tu vida esa roca en que rompe la ola,
la flor misma que vibra y se llena de azul bajo el claro nordeste,
aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha,
aquel niño que azota la mar con su mano inocente…
Si yo te dijera estas cosas, amigo,
¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
Y ¿cómo saber si me entiendes?
¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos?
¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?
Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras como tú me entendieses.
Termino con un comentario del poeta y artista Dionisio Cañas: “La poesía de José Hierro es un autorretrato y, a la vez, a través de la imagen propia, es un retrato de su época y de su tierra”.
Qué bonito. Diría que no lo conocía, pero la foto me suena un montón.
Besotes
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Hola, Luna:
Perdona mi tardanza en responderte. Es que estos días se me acumularon montones de actividades de todo tipo que no me dejaron un momento de tregua. Si a esto añadimos las visitas familiares… Además la primavera invita a vaciar armarios y hacer reajustes en el vestuario tratando, a poder ser, de lograr nuevas combinaciones con lo que se tiene. Probándote las cosas despacio, no veas lo que se puede conseguir…
Yo tampoco supe de la existencia de José Hierro hasta bien tarde. A pesar de los muchos premios que tenía en su haber. Lo conocí cuando asistí a la conferencia que menciono en mi comentario. Además de gustarme su poesía, me cayó muy bien como persona: nada engreído, poniendo de manifiesto sus limitaciones.
Muchas gracias por acordarte de mí.
Un abrazo enorme.
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Buf, eso de la ropa me suena y me agobia. La mía ni tan mal, pero la de los niños… una pesadilla 😦
Cómo no me voy a acordar, siempre me alegra ver una publicación tuya 🙂
Besotes
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Ropa de niños… De mis nietos pequeños me traen cantidades industriales. Alguna casi sin usar, porque los críos crecen rápidamente. Antes la llevaba a Cáritas tal cual: limpia pero arrugada y sin mucho orden. Ahora me ha dado por organizarla por tallas y planchar las piezas que lo necesitan. Esta mañana, al llegar la asistenta me dijo que ni plancha ni Cáritas, que ella misma se encargaba de distribuirla entre nietos y sobrinos. La cuestión es que alguien le dé uso. Cuando vacío armarios me ocurre algo así como si descargase mi conciencia. Y eso que lo mío casi todo es de segunda mano. La ventaja de estar flaca…
Abrazos
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Querida amiga: me encanta todo lo que escribes, pero hoy en particular me ha encantado que escribieses sobre Pepe Hierro. Además de ser un gran poeta, tenía una hermosa voz para recitar sus creaciones. Recuerdo escucharle «VIDA» y me encantó. Es un poema corto pero precioso. Lo recomiendo.
Besiños palmeiráns, reina. Sorpréndeme con otro, prontiño.
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Estoy tan encantada de leer todo lo tuyo, que que el encanto me supera. ja,ja,ja.
Besiños encantadores palmeiráns.
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Tú siempre echando flores, aunque sean inmerecidas. Se agradecen. ¿Qué no habrás leído tú? Me admira que puedas lograr tiempo para todo. Ay, ese método que no he logrado en mi vida. Y la inteligencia, y la voluntad…
Un montón de besos.
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Llego ahora aquí y me sorprendo agradablemente con tu homenaje a este poeta, a este hombre bueno. *Llegué por el dolor a la alegría, supe por el dolor que el alma existe* lo tengo pegado en la puerta del frigo☺️😚
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