El padre Hortelano

Sucedió hace mucho tiempo. Ni siquiera sé si seguirá viviendo…

Aquel domingo no había podido asistir a misa y la última de mi parroquia estaba a punto de finalizar. Alguien me informó que en los Redentoristas de Félix Boix se celebraba cada domingo una misa a las nueve de la noche. Aunque se acercaba la hora de comenzar,  el tráfico era fluido por tratarse de día festivo y sólo me llevaría unos minutos llegar hasta la iglesia. Sin pensármelo dos veces, cogí el coche y allá me fui.  No recuerdo la fecha, pero sí que se trataba de una noche invernal, a juzgar por la enorme sensación de frío que se sentía.

Al entrar en la iglesia y verla abarrotada, con gran cantidad de gente joven sentada por el suelo, supuse que se estaría celebrando algún acto extraordinario. No cabía suponer otra cosa, aunque en el altar se veía un solo sacerdote, menudito y de edad bastante avanzada.

Pregunte a la persona que se encontraba a mi lado y me respondió que sólo se estaba celebrando la misa de nueve.

-Se trata de alguna misa especial –inquirí.

-No. Es la misa del Padre Hortelano. ¿No ha estado nunca en esta misa?

-Ni en esta misa ni en esta iglesia –respondí.

En ese instante comenzaba la homilía… Muchas de las cosas que predicó el padre Hortelano con su voz cascada, pero llena de ímpetu, me quedaron grabadas. Tal vez la que más: “¿Tenéis colgada en el armario ropa que no os habéis puesto en un año…? ¡No os pertenece! Dádsela al que se la ponga”.

Después, a la hora de pasar el cepillo, añadió: “Y ahora a rascarse los bolsillos. Sobre todo, los que pueden hacerlo”.

Volví una vez más a la misa del Padre Hortelano. La iglesia seguía abarrotada y las enseñanzas del curita eran directas. Calaban.

Después dejé de ir durante un tiempo. Cuando volví de nuevo, el sacerdote que oficiaba la misa era otro más joven. La afluencia de gente tampoco era la misma.

Pregunté a un parroquiano por qué no decía la misa el Padre Hortelano.

-Se ha ido a las Comunidades Agrícolas de Perú, llevándose un grupo de jóvenes recién acabada la carrera para prestar allí sus servicios durante un año.

No he vuelto a saber nada más del Padre Hortelano, pero sus enseñanzas calaron hondo y trato de ponerlas en práctica.

11 comentarios en “El padre Hortelano

  1. Parece que este Hortelano no hacía como el perro del ídem; él, dejaba comer y al mismo tiempo aconsejaba a la feligresía que hay que dar a Dios lo que es de Dios, que lo del Cesar ya se ocupa él mismo de recogerlo.
    El padre Hortelano desde donde esté – seguro que en un lugar muy alto – te mandará su bendición porque estoy segura que tú, te rascaste bien los bolsillos siguiendo su consejo. Total, el dinero viene y va, va,va, va, va…
    Besiños palmeiráns.

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  2. ¡Qué razón tienes en lo del Cesar!: recogerlo…, y en demasía.
    Pues mira: se da la casualidad de que en este momento estoy llenando cajas con ropa para llevar a Cáritas. Las organizo por edades. También procuro “rascarme” los bolsillos lo más que puedo, como pedía el Padre Hortelano. Es una costumbre que trato de inculcar a mis hijos y nietos. O ellos a mí…
    Después de publicar mi pequeña historia, se me ocurrió mirar en Google y encontré abundante literatura sobre este sacerdote excepcional. No podía ser menos.
    Gracias por tu comentario y un enorme abrazo.

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  3. Te prometo que ha sido puro despiste.
    Mi intención era acostarme relativamente temprano, pero estoy viendo una película muy interesante y me temo que va para largo. A ver quién madruga mañana…
    Cómo se publicó esto desde el móvil? Ni idea.

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  4. Te prometo que lo mío ha sido puro despiste.
    Ayer te respondí largo y tendido desde el móvil.-después de ver hasta las tantas una película que resultó un fraude- y mi respuesta parece haberse ido por su cuenta a otra galaxia, Con lo mal que se están poniendo aquí las cosas, no me extraña. En fin…

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  5. Suele pasar, a mí se me fue un texto bastante extenso hoy por la mañana para los barbantianos y tuve que empezar de nuevo y eso da una coraje… Luego cuando leí el nuevo que le envié, vi que tenía por lo menos dos comas que pude habérmelas comido antes, pero bueno, ellos ya están acostumbrados a mi buena ortografía, seguro que deben conocerme por el mote de ese signo ortográfico.
    Besiños, ya vengo de la caminata. Chao.

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    • Con el jaleo de las fiestas navideñas ni tiempo he tenido de leer los comentarios. O tal vez se me haya ido el santo al cielo… A estas alturas supongo que andaréis por Granada admirando la Alhambra. Que disfrutéis del viaje. Un abrazo.

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  6. La iglesia, como institución, no es demasiado de mi agrado, pero he tenido ocasión de conocer a algunos curas que, como personas, me han alucinado por su capacidad para ayudar a quien lo necesita, sin necesidad de hacer «en el ínterin» proselitismo…. Vaya mi reconocimiento para todos ellos.

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  7. Acaban de enviarme por wassap un comentario del Papa Francisco muy acorde con tu línea de pensamiento. Te lo envío, por si no lo has leído:

    «No es necesario creer en Dios para ser una buena persona. En cierta forma, la idea tradicional de Dios no está actualizada. Uno puede ser espiritual pero no religioso. No es necesario ir a la iglesia y dar dinero. Para muchos, la naturaleza puede ser una iglesia. Algunas de las mejores personas en la historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre.»

    Buenas noches y un beso grandote.

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