Salir trasquilada


Aquellas vacaciones estaban resultando animadísimas, puesto que todos mis hijos, por una vez, habían logrado coincidir en tiempo y lugar de veraneo.

Cuatro de mis nietas —de edades muy similares— y yo, habíamos decidido prolongar unos días más las vacaciones, ya que no teníamos demasiada prisa en volver a nuestras respectivas obligaciones. Las cuatro primas dormían en la misma habitación y la hora habitual de levantarse no solía ser antes de las doce. 

Esa mañana, al oír sus voces en alegre charla más temprano de lo habitual,  entré a darles los buenos días.

—Abuela, ¡tú eres rica!- me espetó una de mis nietas al entrar.

—¿Por qué lo dices? -pregunté?

—Porque tienes dos casas –respondió.

En ese momento tuve la feliz ocurrencia de sacarle partido al episodio de
la hipoteca y comencé mi historia, más o menos, así:

—Ahora que las cuatro sois mayores de edad, va siendo hora de que os cuente como la abuela logró sacar adelante a la familia: aunque os parezca imposible hubo un tiempo en el que vuestra abuela se dedicó a la prostitución…

Respuesta generalizada (o casi generalizada):

—¡¡¡Abueeela…!!! Si lo ocultaste tanto tiempo, ¿por qué tenías que contarlo ahora?

Pienso yo que a esto se le llama “ir por lana y salir trasquilada”.

Después de la experiencia con mis nietas, me embalé y repetí la historia en una reunión parroquial… Pero mejor os lo cuento en otra ocasión.

Esta historia (completamente real), se me ocurrió en respuesta al comentario de Luna. Tengo fotos que le irían bien si supiese como difuminar las caras.

 

5 comentarios en “Salir trasquilada

  1. Estuve haciendo un pequeño recorrido por la sierra madrileña y no había visto tu comentario.
    Por supuesto que mis hijos me dejan a sus hijos. Lo que no les cabe en la cabeza es que -conociéndome- diesen crédito a mi historia. Se nota que tengo dotes convincentes…Ya quisiera Jajaja.
    Muchas gracias y un abrazo.

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  2. Estos días con este terrible lumbago no estoy para risas pero, aún así, me ha salido del alma una sonora carcajada. Me estoy imaginando a tus nietas ojipláticas con tu inesperada contestación, ja,ja,ja. Yo también espero la segunda parte.
    Un besazo palmeirán.

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  3. Pues ya somos dos con dolores reumáticos… Aunque lo mío debe de ser una «omoplatitis», por la zona en donde localizo el dolor. Seguramente algún pinzamiento muscular. Lo que me mosquea es que todo comenzó a raíz de un masaje aplicado por mi fisio. Aguanto, por no recurrir a los antiinflamatorios. Pero no queda otra que echar mano de ellos
    La reacción de mis nietas no me lo esperaba, Pero pasado el momento se morían de risa imaginando el momento. Llego tarde a clase. Un abrazo a las dos.

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