Odio el móvil. Lo odio por múltiples razones que resultaría arduo enumerar y que no me parece éste el lugar más adecuado. Esto no presupone que no lo utilicen en múltiples ocasiones (muchas veces más de lo que debiera, sobre todo el wassap) para comunicarme con mis amigos o grabar momentos muy especiales con los míos. Con la familia suelo hablar por el teléfono fijo.
Como os decía: odio el móvil por infinidad de razones, pero una en especial me trae a mal traer: no soporto que me envíen mensajes tremebundos de índole religiosa en los que te anuncian las mil y una desgracias si no los reenvías a 20 destinatarios por lo menos. Como es de suponer, se van directos a la papelera. Aunque alguna vez llegué a picar, porque se me hacía difícil pensar que el remitente pudiese dar crédito a semejantes majaderías.
A cambio, os envío el Soneto por antonomasia (al menos para mí). Aunque se atribuye su autoría a varios escritores: Lope de Vega, Santa Teresa y otros; parece ser que el que presenta argumentos más sólidos es San Juan de Ávila (el amor a Dios por Dios mismo aparece en varios textos del santo).
Y, aprovechando que está cerca la Semana Santa, creo que éste es un bonito mensaje para enviar a amigos y conocidos. Pero sin coletillas obligatorias: cada cual que obre en conciencia.
Soneto a Jesús Crucificado
No me mueve, mi Dios, para quererte,
el Cielo que me tienes prometido
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu pecho tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor y en tal manera
que , aunque no hubiera Cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Felices Pascuas de Resurreción