Uno de los últimos despistes digno de contar me ocurrió unos días antes de Navidad.
Había quedado de reunirme con el grupo del taller de literatura en un restaurante en el que íbamos a celebrar la comida de fin de trimestre, y desearnos lo mejor para las fiestas navideñas.
Gran parte de la noche me la había pasado buscando algún gorro o boina que, más que protegerme del frío, ocultase mi pelo necesitado de tinte. Al no dar con cosa que me sacase del apuro, opté por irme a la cama con la esperanza de encontrarme más lúcida por la mañana.
Vana ilusión: a la mañana siguiente lo que estaba era más nerviosa por no haber dejado las cosas a punto la noche anterior. Con todo, seguí buscando en un maletero, con peligro de pegarme el batacazo padre y romperme la cadera. Del maletero fueron saliendo las cosas más insospechadas y variopintas, pero nada que pudiera servir para ocultar mi desteñido pelo.
Resignada, decidí peinarme lo mejor que pude, tratando de ingeniármelas para disimular las entradas canosas.
Unos minutos antes de salir de casa todavía eché un último vistazo en un armario. Nada. Ni una mala boina, sombrero o turbante que pudiese llevarme a la cabeza. Lo que sí encontré fue la bolsa de unos grandes almacenes. De su interior extraje un bonito jersey, comprado hacía meses y del que me había olvidado por completo. Sin pensármelo dos veces me desnudé de la parte de arriba, cambiando lo que llevaba puesto por el jersey recién encontrado.
Con mi nueva indumentaria me sentí mucho mejor.
Al llegar al restaurante me despojé del abrigo y me senté a la mesa con mis compañeros. Al cabo de un rato me pareció que alguien desde otra mesa me interpelaba. Como no entendía lo que me decía me volví. Un hombre, en tono jocoso, me preguntaba si estaba en venta. «No entiendo su pregunta» —le dije. «Pues espérese un momento y la entenderá».
Desde su mesa me hizo la foto que adjunto.
Creo que “una imagen vale más que mil palabras” sería un título perfecto. ¡En mi vida he visto una etiqueta más vistosa!
Me gustaMe gusta
Muchas gracias por la sugerencia, Ahora mismo lo cambio. O lo intento al menos, porque esto de hacer un retoque es nuevo para mí..
Me gustaMe gusta
Un bonito relato con sonrisa. Por cierto, ¿te quedaste el jersey o lo cambiaste en la tienda?
Salud.
Me gustaMe gusta